Facebook al borde del precipicio, Facebook, la caída del imperio…los medios internacionales no se han ahorrado titulares para calificar la enorme crisis que vive ahora mismo el gigante Facebook, la red social más utilizada del mundo. Desde que se destapó el escándalo por el uso fraudulento de datos de millones de usuarios con fines políticos, la compañía californiana ha perdido en la bolsa un 12% de su valor, en un descenso que parece que no tiene freno.
Las reacciones de la compañía ha sido consideradas, de manera general, insuficiente. La situación no es nueva, ya que no es el primer escándalo de Facebook relacionada con el tráfico fraudulento de los datos de los usuarios. Llueve sobre mojado y la crisis actual ha puesto de manifiesto una nueva consciencia de los usuarios en relación a su privacidad.
Datos para hacer ganar a Trump y al Brexit
La secuencia de los hechos fue la siguiente:
– Un investigador desarrolla una APP de encuestas, que obtiene también permisos para conocer el perfil de las amistades de los usuarios. Se calcula que entrevista 257.000 usuarios de Facebook y obtiene los datos de 57 millones.
– Vende los datos a la empresa Cambridge Analytica, que de esta manera accede de forma ilícita a la información de las amistades.
– Cambridge Analytica, especialista en utilizar gran cantidad de datos con fines políticos, genera contenidos favorables a Trump incluyendo noticias falsas (fakenews), en función de los perfiles, de manera que contribuye a la victoria del actual presidente estadounidense.
– Todo se descubre por la denuncia de Chris Wylie, fue uno de los fundadores de Cambridge Analytica.
La investigación de los hechos puede llegar al Congreso de los EEUU, con lo que la crisis puede adquirir proporciones aún mayores; de hecho, en el Reino Unido Cambridge Analytica ya es objeto de una investigación por un comportamiento semejante, utilizando Facebook, durante la campaña del Brexit. En Europa, podría acabar con nuevas restricciones en el uso de datos.
Reacción insuficiente
Marck Zuckerberg, propietario de Facebook, no dio la cara hasta cinco días después del escándalo, y sus explicaciones no han convencido. Las dudas sobre la empresa vienen de lejos. El máximo dirigente reconoció errores, pero no pidió perdón y negó cualquier ilegalidad, de manera que aún añadió más leña al fuego.
Hay que reconocer que si lo que pasó es legal, tratándose de una manipulación de datos con fines políticos, los usuarios de Facebook tendrían que estar preocupados. De hecho lo están, la crisis sigue y la red social continua intentando dar respuesta. La dimisión del jefe de seguridad, Alex Stamos, tampoco ha ayudado.
Proteger las cuentas
Muchos expertos apuntan que el contenido político de la crisis ha aumentado su gravedad, que hubiera sido muy diferente si la finalidad hubiese sido comercial. Cierto, los usuarios continúan compartiendo sus datos de manera despreocupada. Pero cada vez menos; el uso que se hace de los datos de los usuarios es una preocupación global, que cada vez irá a más. Ahora mismo son muchas las informaciones publicadas en la red sobre cómo proteger los perfiles, en relación con la privacidad, como ésta de la BBC.
Más allá de abandonar Facebook, que sería la medida definitiva, la principal recomendación es entrar en la página de configuración de Facebook, en la pestaña de las APP, y quitar todas las categorías en las que no se quiere que tengan acceso.
Tres historias en una
El comercio con datos personales centra ahora mismo el negocio en internet, y es un elemento central de debate en el ámbito global, con sectores muy críticos. En este sentido es muy interesante el punto de vista de la organización Privacy International, que habla de tres historias en una:
– Una primera historia, de utilización de datos con fines políticos, una vez más. Los gobiernos continúan sin capacidad de autoregularse.
– Una segunda historia, la fractura de la confianza en Facebook, una vez más. Con una respuesta con retraso y sin contundencia.
– Una tercera historia, la más importante, la de los comerciantes de datos, una vez más. Capaces de manipular con datos de los usuarios, sin restricciones. Y no sólo por dinero, sino también por obtener influencia.